OTRO PEDACITO DE HISTORIA QUE DESAPARECE EN LOGROÑO

Me refiero a lo que queda del edificio nº 13 de la calle del Puente (no calle Puente), la que desde hace siglos, y por ese motivo lleva su nombre, nos conducía y nos conduce al ‘puente’ sobre el Ebro (el actual o los anteriores); donde se encontraba una de las puertas de la ciudad: ‘La del puente’.

Era el edificio de mayor altura de la manzana, aunque actualmente ya han desaparecido muchos de ellos. En el interior se encuentra una sorprendente bodega que, hasta saber lo que dicen los arqueólogos (dando por supuesto que toda obra que se realiza en el Casco Antiguo de Logroño tiene un seguimiento arqueológico), será difícil saber su antigüedad y su uso. Pero bien podría ser alguna dependencia de la Aduana de la ciudad en tiempos pasados, o un almacén del peso de la harina, que también estaba en esta zona. Seguro que formó parte de nuestra historia.

Respecto al edificio actual, es obra del siglo pasado (1925), realizado por el arquitecto logroñés Quintín Bello San Juan, para Cándido Zenzano uniendo dos edificios que no conocemos cómo eran, pero aparecían en el listado de edificios singulares de 1888. Un hermoso edificio con sus miradores (según expertos, referentes de nuestro urbanismo histórico) y que, aun habiendo pasado las penurias del tiempo y abandono, mantienen esos cristales de colores que el arquitecto diseñó para darle un toque especial y hacer más cálida su estancia y disfrute.

Lo que sí llama la atención, y a veces confunde, es que la empresa encargada de estos derribos se anuncia con su nombre y una palabra ‘rehabilita’, que según la Real Academia Española significa «habilitar de nuevo o restituir a alguien o algo a su antiguo estado». Esperemos que alguna vez sea cierto y podamos disfrutar del patrimonio que recibimos y, conservándolo, lo disfruten quienes nos sucedan.

Adiós, y quisiera que fueras el último pedacito de historia que perdiéramos en Logroño.

Federico Soldevilla Ágreda

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