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           Cuando 
          este verano recibíamos información sobre la cada día más valorada 
          arqueología del hierro, y la pasada semana se reinauguraba el puente 
          de hierro de Logroño con toda la parafernalia habida y por haber, no 
          podíamos por menos que acordarnos de aquel viejo puente con el que 
          Calahorra contó junto a la catedral y que, exactamente hace diez años, 
          un 21 de septiembre de 1999, fue irremediablemente destruido por la 
          tozudez de unos políticos intransigentes, el beneplácito de una 
          administración y el silencio de unos técnicos que, salvo excepciones 
          muy honrosas, no tuvieron el valor de opinar. 
          Diez años después no sirve de nada rasgarse 
          las vestiduras porque aquello pasó, pero para vergüenza de aquellos 
          dirigentes que con alevosía y premeditación echaron abajo un p uente 
          sin necesidad alguna, hay que recordar que no hubo informes técnicos 
          que avalaran dicho derribo, el silencio desde Patrimonio dependiente 
          de la Dirección General de Cultura del Gobierno de La Rioja fue 
          clamoroso, las instituciones académicas callaron y tuvieron que ser 
          miles de personas anónimas las que, echadas a la calle junto a cinco 
          asociaciones, protestaron ante lo que iba a ser evidente: la 
          destrucción de un puente, ¡como si el viejo puente fuera culpable de 
          algo! Un viejo puente que, parece ser, hacía daño a la vista de los 
          talibanes del patrimonio. Un viejo puente que sin delito alguno fue 
          condenado porque había que dejar claro, para quienes no se hubieran 
          enterado, quién ostentaba el poder. 
          Diez años después mucho hemos cambiado en 
          materia de patrimonio. Ahora lo fundamental no es la historia de 
          Calahorra y sus infinitas posibilidades, sino el patrimonio 
          gastronómico, ¡eso sí que mola!. Todo lo relacionado con el estómago 
          es fundamental para entender la cultura actual de Calahorra, a partir 
          de ahí, lo que se quiera ¿lo demás? cuatro nostálgicos aburridos.
           
          Suponemos que los que tumbaron ese viejo 
          puente hace diez años, asistieron hace unos días a la inauguración del rehabilitado puente de hierro de Logroño, porque además de comer 
          gratis, quizás hasta les enseñaron algo del rico patrimonio 
          arqueológico e histórico que, sin inventarse nada, están sacando a la 
          luz en Logroño, para envidia de los que presumimos de mucho y tenemos 
          muy poco para enseñar y presumir. Calahorra se merece mucho más, y por 
          eso, diez años después, no podía faltar nuestro recuerdo al viejo 
          puente de la catedral. 
          Amigos de la Historia de Calahorra   
          Podéis leer la opinión de Jesús Mari 
          García en su blog del diario La Rioja:
          
          http://blogs.larioja.com/insolencias/tags/puente |