LA RIOJA, hoy

   Es bueno reflexionar sobre la situación del Pueblo Riojano en estas fechas iniciales del año 2006 y compararla con la de aquellos años de la transición a la democracia y de la conquista de nuestra autonomía. Dos realidades impactan inmediatamente: el crecimiento económico indudable del cual se beneficia un tercio de nuestra población y la desmovilización del activismo de sectores minoritarios pero significativos. Se vive materialmente mejor y somos más pasotas. Que hay una relación entre ambas cosas es indudable, pero opino que hay muchas más causas para el pasotismo.

      El fervor autonomista de aquellas fechas se evaporó. Aunque seguramente la mayoría piensa que estamos mejor que cuando éramos una provincia sometida al centralismo. Pero ver, día a día, cómo los partidos políticos consideran la Administración como un botín a repartir entre sus afiliados, desanima mucho. Lo mismo pasa en el gobierno central, claro, pero el autónomo lo tenemos más cerca. Y cuando resulta que los dos partidos mayoritarios son sucursalistas, ya que su fuerza depende de arriba y no de aquí, resulta mucho más chocante decir que los riojanos disfrutamos de autonomía. Si no lo pagásemos los ciudadanos, nos reiríamos viendo cómo cambian de actitud según si coinciden o no con el color del partido gobernante allá. Tenemos dos ejemplos al respecto. El Presidente del Gobierno Riojano actúa como ariete de su partido contra los nacionalismos periféricos. Es capaz, y le aplaudimos por ello, de entrevistarse y firmar acuerdos de colaboración con los Presidentes de los gobiernos vecinos, castellano, navarro, aragonés y cántabro, pero no se atreve a hacerlo con el Lehendakari vasco. Por otro lado, estuvo la ministra de Cultura en La Rioja y en todos los actos tenía a su vera al secretario del PSOE riojano, dejando en lugar casi subalterno al Delegado de su Gobierno (Claro que las fotos son muy importantes en la permanente campaña electoral con que nos obsequian. Y a fotos el PP gana por goleada).

    Los medios de comunicación en los días aquellos de preservar la personalidad riojana en la autonomía propia tuvieron una posición relevante. Hoy, y somos conscientes de que la responsabilidad no es de los periodistas, rinden pleitesía al poder y sobre todo al mercado. El espacio que antaño dedicaban a los movimientos sociales y a la cultura se ha achicado, porque los agentes políticos claman más y más por aumentar su parcela. Salir en los medios es su obsesión y abusan del poder para silenciar la crítica y cualquier análisis en profundidad de los tejemanejes de los cuales los enterados hablan en voz baja pero nadie denuncia. ¿Por qué carecemos de un periodismo de investigación que nos aclare tantas cosas aparentemente inexplicables?. Por ejemplo, ¿qué pasa en nuestro mundo empresarial cuando una candidatura de la FER ha pretendido controlar la Cámara de Comercio a través de unas elecciones que acabó perdiendo?.

   Tenemos muchísimas más asociaciones que entonces pero la mayoría languidecen y viven gracias a subvenciones oficiales. Es difícil encontrar el espíritu crítico de los años de la transición. En su mayoría, domesticadas y en gran medida amordazadas económicamente vegetan. Renovar sus juntas directivas es una proeza y lograr que se incorpore gente joven, casi un imposible.

Comienza la andadura. Foto: Fede

    El peso de la ciudad de Logroño sobre la totalidad de La Rioja se ha acrecentado desmesuradamente. No es sólo su exagerado crecimiento poblacional. Es el intento por parte de los políticos, algunos foráneos y otros de aquí, pero diríase que avergonzados de sus orígenes pueblerinos, que tratan de que la capital absorba toda la energía vital de nuestra Tierra. Se empecinan en aumentar la superficie de suelo industrial, y antes se opusieron a que lo hiciera algún municipio próximo, pretender convertir a Logroño en capital del vino; orillan la memoria de Nájera, la antigua capital del reino; sobre todo la Rioja Alta y las sierras sufren este desaire. Lo último ha sido el proyecto del alcalde capitalino de aprobar una modificación del Plan General, echado abajo por la Comisión de Urbanismo del Gobierno Riojano, que facilitaría la construcción de 50.000 viviendas nuevas. Tres guindas subrayan este afán megalómano: su empecinamiento en sacar adelante este Plan, a pesar del dictamen adverso; su hostilidad al pequeño comercio al favorecer la implantación de grandes superficies; y las colosales obras de aparcamiento subterráneo empezadas todas casi simultáneamente. Todo sea por las fotos previas a las próximas elecciones:

    La Universidad de La Rioja es una realidad y se notan sus frutos por los titulados queRectorado de la Universidad de La Rioja. Foto: Fede curso tras curso van saliendo. Pero echamos en falta su conexión con la sociedad riojana y no sólo con el mundo empresarial. Sabemos de su dependencia económica del Gobierno Riojano pero añoramos aquellos años difíciles, en que sin ser siquiera Universidad, se atrevían a ser punta de lanza del pensamiento crítico y renovador de nuestra Tierra. Aplaudimos la seriedad de su profesionalización pero nos gustaría ver a sus profesores, como tales, preocuparse de los problemas e inquietudes de sus conciudadanos.

    La Rioja es una sociedad envejecida. Los análisis demográficos nos muestran una pirámide de población en la que los efectos del descenso de nacimientos y la prolongación de los años de vida, acarrean un peso muy fuerte de la población de más de 65 años. Esto nos plantea una situación peligrosa cara el futuro y unos problemas crecientes en cuanto a la enfermedad y el aislamiento que suelen acompañar a los ancianos.

    La sanidad riojana es otra de las cuestiones que preocupan a la ciudadanía. Nos comparamos con los vecinos que están bastante mejor que nosotros :_ Euskadi y Navarra _ y nos lamentamos de nuestra peor situación. La asunción apresurada de esta competencia, antes de acabar el hospital de San Pedro (¿alguien piensa que el Sr. Sanz lo hubiese hecho si el gobierno central hubiera sido del partido rival?) nos colocó en una situación desventajosa. Esperemos a ver qué pasa cuando esté acabado. Pero la política del Consejero Sr. Soto, enfrentándose a los médicos y externalizando en empresas privadas servicios de la sanidad pública, es muy mal precedente.

    Nuestra Tierra no se queda al margen de la creciente ola de violencia que asola la sociedad. Violencia en todos los ámbitos, doméstico, escolar, en las calles, en el trabajo, en las carreteras. Aumentan las víctimas en el seno de las familias, en los tajos laborales, en la circulación. De nada nos sirven los consuelos de tontos de si estamos por debajo de la media nacional o la respuesta contraria de que las estadísticas bajan es porque la gente se aburre de denunciar porque no consigue nada. La realidad es así de ciega y brutal. La falta de respeto al más próximo, las prisas, el afán de codicia llevan a esos comportamientos inhumanos. ¿Qué falla también aquí en la educación familiar, en el sistema educativo, en las relaciones vecinales laborales, en todos los ámbitos de convivencia para que los atentados contra la vida, la integridad física, los bienes ajenos privados y los públicos, se multipliquen sin que se vea más freno que el esfuerzo policial y la sanción penal?.

    Otro fenómeno está produciendo importantes cambios en La Rioja: la emigración. Un tanto por ciento importante de nuestros convecinos ha venido de países extranjeros: latinoamericanos, norteafricanos y del este europeo, sin que nos falten subsaharianos y orientales. Hemos rebasado los 300.000 habitantes y se está produciendo un freno en nuestro proceso de envejecimiento: son más jóvenes y más prolíficos. De entrada, cubren puestos de trabajo que ya son despreciados por los indígenas. Pero, todavía hay muchos irregulares, a pesar de la reciente legalización. ¿Cómo viven los que nos tienen trabajo?. Además demandan atención sanitaria y plazas escolares para sus hijos. Y el reto se incrementa en día en día: el hambre, las guerras, las persecuciones, el sueño de una vida mejor, les llevan a dejar sus países de origen. No habrá vallas ni mares que les frenen. Ante esta invasión pacífica, las respuesta primaria es el miedo, el crecimiento de la xenofobia. No es racismo, despiertan rechazo a nivel popular (distintos son los grupos extremistas) sólo porque son pobres. Si tuvieran dinero, ni el color de su piel, ni la diferencia de idioma, religión o costumbres, suscitarían otra cosa más que curiosidad. Ante esta situación problemática, no se les ha ocurrido a ciertos políticos más solución que amenazar con privarles del derecho fundamental a la sanidad y a la educación. Son los mismos que año tras año, van bajando el tanto por cierto de las aportaciones autonómicas y locales de ayuda al desarrollo. La solución a largo plazo no podemos aportarla sólo desde La Rioja; hay que condonar la deuda externa, hay que ayudarles a desarrollarse económicamente, hay que dejar de apoyar a sus gobernantes tiránicos y corruptos. Pero aquí, podemos y debemos hacer lo que está en nuestra mano: facilitarles respetuosa y armónicamente la integración en nuestra sociedad. Podrán conservar sus costumbres en cuanto no se opongan a los derechos fundamentales (y respetarlos también nosotros, claro). Inevitablemente cambiarán ellos y también nosotros. La Rioja será más plural, más abierta, en definitiva más acorde con nuestros orígenes.

Pedro Zabala 

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